Apenas 50 años después de la Independencia, el peso se volvió la unidad monetaria del país, por lo que podríamos decir que la historia de ambos, y de la numismática, va de la mano durante los últimos dos siglos. Sin embargo, son muchos los mexicanos que no saben por qué la moneda se llama peso y desconocen buena parte de su historia, algo que intentaremos resumir en los próximos párrafos.
Es por demás consabido el refrán que sostiene que “no hay mejor amigo que un peso en el bolsillo”. Pero más allá de la sabiduría popular, el término “peso” tiene una interesante historia ligada a la evolución monetaria del país. Como moneda oficial de México, es mucho más que una denominación; su origen se remonta a tiempos coloniales y ha sido testigo de importantes transformaciones económicas.
Un poco de historia relacionada con el peso mexicano
Su nacimiento ocurrió en 1535, cuando se fundó la Casa de Moneda de México bajo el dominio español. En aquel entonces, la moneda predominante era el Real, acuñada con plata y utilizada durante más de 300 años. Esta pecunia fue reemplazada por el peso, que adquirió reconocimiento internacional por su contenido en metales preciosos, especialmente durante el gobierno de Benito Juárez, en 1863.
¿Por qué se llama “peso” la moneda mexicana?
El término “peso” se originó en el uso de la plata y el oro, en transacciones comerciales. Antes de la estandarización de la moneda, los comerciantes utilizaban fragmentos de metal cuyo valor se medía “al peso”. Es decir, el valor estaba directamente relacionado con el peso del metal que contenían. Esto estableció un sistema económico basado en la confianza del valor intrínseco del metal, lo que permitió su aceptación tanto en México como a nivel internacional.
Con la independencia de México, siguió siendo una pieza clave de la economía. A finales del siglo XIX, el país experimentó varios cambios monetarios, incluyendo la introducción de monedas de diferentes denominaciones y materiales. Sin embargo, fue en la década de los 90 cuando el país experimentó uno de los cambios más significativos con la llegada del "nuevo peso", una medida necesaria para combatir la inflación y estabilizar la economía.
En la actualidad, el peso mexicano es la octava moneda más negociada en el mundo y la más relevante en América Latina, lo que refleja su importancia en el mercado internacional. Aunque han cambiado en diseño y materiales, sigue siendo un símbolo de su historia económica.