Los cactus son unas plantas muy populares y bonitas que pueden darle un toque especial a tu casa o a tu oficina. Además, se dice que los cactus atraen la energía positiva y la buena suerte. Pero no todo es tan fácil como parece, porque los cactus también necesitan de unos cuidados específicos para que crezcan sanos y fuertes. Si querés evitar que tus cactus se marchiten o se pudran, prestá atención a estos consejos que te damos a continuación.
No uses macetas demasiado grandes
Uno de los errores más comunes que cometemos al cuidar estas especies es ponerlas en macetas muy grandes. Esto puede hacer que se debiliten y que pierdan su forma característica. Lo ideal es usar una maceta que sea un poco más grande que el diámetro del cactus y que tenga agujeros de drenaje para que el agua sobrante pueda salir.
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No los trasplantes cuando hace frío
Otro error que podemos cometer es trasplantar nuestros cactus cuando hace frío. Esto puede causarles un shock térmico que los dañe. Lo mejor es esperar a que el clima sea más templado y hacerlo con mucho cuidado. Para evitar pincharnos con las espinas, podemos usar unos guantes especiales, unas manoplas o envolver los cactus con papel de diario.
No los expongas al sol directo
Otro error que podemos cometer es exponer nuestros cactus al sol directo. Si vemos que nuestros cactus se ponen de color marrón o que se queman, es que están recibiendo demasiado sol y debemos cambiarlos de lugar. Lo ideal es ponerlos en un sitio donde reciban luz indirecta o filtrada, o donde el sol les dé por la mañana o por la tarde.
No uses un sustrato demasiado compacto
Otro error que podemos cometer es usar un sustrato demasiado compacto para nuestros cactus. Los cactus necesitan de un sustrato que drene bien el agua, para evitar que se acumule y que provoque la pudrición de las raíces. Lo que debemos hacer es crear nuestro propio sustrato, mezclando dos partes de sustrato universal con una parte de piedra pómez u otra piedra volcánica que sea porosa y ligera.
No los riegues en exceso
El último error y quizás el más grave que podemos cometer es regar nuestros cactus en exceso. Los cactus son plantas que pueden almacenar mucha agua en sus tallos y pueden resistir largos períodos de sequía. Si los regamos demasiado, podemos provocar que se hinchen y que se revienten, o que se pudran por dentro. Lo mejor es regarlos solo cuando el sustrato esté completamente seco y hacerlo con poca cantidad de agua. También debemos evitar mojar el cuerpo del cactus y regar la tierra.