Cuando el otoño hace su entrada, los zapatos o botas de ante se convierten en un elemento básico de la moda. Sin embargo, este tejido, más delicado y frágil que otros materiales, requiere de trucos de limpieza, ya que tiende a mancharse con facilidad.
Si tus zapatos se mojan con la lluvia o un charco, es crucial dejar que se sequen, evitando exponerlos directamente al sol, ya que esto podría deteriorarlos. Este paso es fundamental, ya que, de lo contrario, si los limpias mientras aún están húmedos, se esparcirá la suciedad.
Una vez que tus calzados estén secos, procede a cepillar la suciedad superficial. Un cepillo para gamuza, un cepillo de uñas o incluso uno de dientes, con cerdas suaves, pueden ser útiles. Al cepillar, aplica una ligera presión y sigue la dirección del ante para evitar daños.
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Las manchas más difíciles o cualquier marca visible pueden eliminarse utilizando una esponja para ante. En caso de no contar con una, una goma de borrar u objeto similar puede ser efectivo para frotarlas. Asegúrate de aplicar algo más de presión, pero con cautela para evitar dañar el tejido.
Otras opciones efectivas para eliminar manchas son el vinagre blanco, gracias a su acidez, y el alcohol de farmacia. Humedece una toalla con uno de estos productos y frota suavemente sobre la mancha.
Es posible que las áreas limpiadas aparezcan más oscuras, pero no te preocupes. Una vez que se sequen, el material recuperará su color original. Si la mancha persiste, repite el proceso.
Recuerda no abusar de estos productos, especialmente con manchas líquidas, ya que podrías dañar el material. Al humedecer la toalla, es preferible aplicar el producto a toquecitos y de manera gradual.
Las manchas de aceite y grasa suelen ser problemáticas, pero es probable que encuentres productos en casa que facilitarán el trabajo, como bicarbonato de sodio, maicena o jabón líquido para platos.