Si hay algo que suele decirse con gran frecuencia es que el desayuno suele ser la comida más importante del día. En este sentido, podemos decir que ello se debe a que es la primera comida que ingerimos luego de varias horas de ayuno producto del descanso nocturno.
Además, también otra cosa que suele decirse de manera seguida es que es la parte del día en la que mejor debemos alimentarnos, con platos abundantes que nos llenen de energía para afrontar el resto de la jornada. Y si de aporte de energía hablamos, entre las muchas opciones de comida que podemos implementar en el desayuno, no podemos dejar de mencionar a la naranja.
Esta clase de cítrico es perfecto para la primera comida del día, ya sea que se consuma en gajos o como zumo, y acompañada de otros alimentos y bebidas como café, tostadas, cereales y otras frutas como banana o fresa, entre otras.
La naranja en nuestro desayuno se traduce en un grandioso aporte de vitaminas A, B, C y G, además de calcio, potasio, magnesio y fósforo, según lo indicado por el sitio “Sunzest Fruits”.
Además, dicha fuente remarcó que el consumo de esta fruta en el desayuno cuenta con un gran poder depurativo, dado que contribuye con la eliminación de desechos acumulados en la noche.
A ello se suma el poder antioxidante de la naranja, algo que, en conjunto con la vitamina c, ayudan a aliviar problemas como úlceras o gastritis. Asimismo, su consumo ayuda a realizar una mejor digestión de los demás alimentos que consumimos y a asimilar los nutrientes de cada uno de ellos.
Por último pero no por ello menos importante, está el hecho de que la naranja en el desayuno se traduce en una grandiosa fuente de energía a raíz de su aporte de tiamina y ácido fólico, vinculados con la función nerviosa y que, en simples palabras, ayuda a reducir la ansiedad y el estrés para comenzar de un mejor humor nuestro día.