Por fuera de su valor de denominación original, más de una moneda antigua, ya sea por este detalle y la cantidad de años transcurridos desde su acuñación, posibles errores o ediciones especiales, pueden alcanzar valores realmente desorbitantes.
Podríamos mencionar varios ejemplares que, al día de hoy, son consideradas como las más caras de todas. Así, la moneda más cara de la historia es conocida como la Flowing Hair Silver Dollar (Dólar de Plata de Cabello Suelto), acuñada en 1794 en los Estados Unidos. Uno de estos ejemplares fue subastado en el año 2013, por un valor de nada más y nada menos que 10 millones de dólares.
Además de esta pieza, podemos referirnos a otras de gran valor como, por ejemplo, la del busto de Fernando VII de 8 reales, acuñada en 1811, con un valor estimado que asciende a los 78 mil dólares, y también la mexicana Libertad de oro de ocho escudos, cuya circulación data del año 1823, valuada en 55.200 dólares.
Y aunque resulte difícil de creer, una moneda mexicana en particular podría superar a las previamente mencionadas y a tantas otras que completarían la lista de las piezas numismáticas más valiosas, cuyo valor de denominación es de apenas un centavo.
Entre los tantos detalles de esta unidad monetaria antigua, cabe destacar que corresponde al período zapatista de 1915 y se utilizaba como pieza cambiaria entre las tropas zapatistas durante la Revolución.
Esta moneda de un centavo tiene un detalle no menor que la hace sobresalir por encima de las restantes, algo por lo cual, incluso, podría valer más de 10 millones de dólares como es el caso de la de Dólar de Plata de Cabello Suelto. Y es que no está confeccionada con metal, sino con barro. Este ejemplar puede verse en el Museo del Banco de México.