Cuando se habla de plantas para interiores, indudablemente la violeta africana sí o sí debe estar en el debate. En realidad, hay motivos de sobra para hacerlo, ya que garantiza un alto nivel de estilo para tu hogar, haciéndolo más acogedor para tus invitados con tan solo tener un ejemplar.
Por esta razón, es importante conocer un poco más sobre ella, especialmente todo lo relacionado con su cuidado, ya que a diferencia de otras opciones, esta requiera de un tratamiento mucho más directo.
Originaria de Tanzania y el sureste de Kenia, demostró ser una de las especies más resistentes para interiores, siempre y cuando se le dé la atención correcta para promover la extensión de su floración.
Lo que necesitas saber
La Violeta africana es conocida por tener pétalos aterciopelados y puede variar su tonalidad, desde moradas, rosas, verdes e incluso bicolores o con múltiples colores, lo que la hace una de las más versátiles.
Eso sí, su color violeta es el más característico, y si deseas verla así siempre, es importante que le asegures a esta especie una dosis correcta de iluminación, pero no tan directa a los rayos del sol, ya que esto dañaría las hojas de su textura carnosa.
Es importante señalar también que, al ser un ejemplar oriundo de un clima tropical, va a requerir de un constante riego de agua, ya que su sustrato debe estar húmedo. Si eres de los que tiende a dejar que las plantas se sequen, esta especie podría tener dificultades en el interior de tu vivienda.
Con dos riegos breves durante la semana es suficiente. En época de invierno u otoño, bastará con una dosis de agua para tener la tierra de las plantas bien hidratada.
Otro tip importante, es la aplicación de un abono de floración cada tres semanas en el agua de riego, lo que le dará una mejor nutrición a la violeta africana desde adentro y favorecerá la producción de flores radiantes.