Mantener un estilo de vida limpio y saludable es crucial, sin embargo, algunos hábitos de higiene pueden hacer más mal que bien. Todos hemos recibido formación sobre lo que debemos hacer para evitar gérmenes, bacterias y virus, pero hay algunas áreas cruciales en las que tendemos a pasar por alto la importancia de una higiene adecuada, lo que provoca graves problemas de salud.
Este artículo se centra en la identificación de tales hábitos y proporciona una valiosa información sobre cómo abandonarlos para llevar una vida más sana.
No lavarse las manos correctamente
Todos conocemos la importancia de lavarnos las manos, pero ¿lo hacemos correctamente? A menudo tenemos prisa y hacemos el mínimo esfuerzo al lavarnos las manos, lo que hace que los gérmenes y bacterias permanezcan en nuestra piel.
Según los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades (CDC), frotarse las manos con jabón durante al menos 20 segundos y enjuagárselas a fondo puede disminuir significativamente el riesgo de enfermedad. Además, secarse las manos cuidadosamente es igual de importante. No secarlas puede dar lugar a que los gérmenes patógenos permanezcan en la piel, y eso puede causar irritación cutánea e infección.
Uso excesivo del desinfectante de manos
Los desinfectantes de manos son una opción práctica, sobre todo cuando estamos afuera y no podemos utilizar agua o jabón para lavarnos las manos y mantener correctos hábitos de higiene.
Sin embargo, los desinfectantes pueden usarse en exceso, lo que puede acarrear más problemas. Un uso excesivo puede provocar sequedad de la piel, irritación e incluso debilitar el sistema inmunitario. Es esencial utilizarlos con moderación, y si puedes lavarte las manos con agua y jabón, es favorable.
No limpiar el teléfono
¿Sabías que tu teléfono puede albergar más gérmenes que el asiento de un retrete público? Las investigaciones han demostrado que una persona media toca su teléfono 2.617 veces al día. Por ello, es fundamental limpiar el teléfono regularmente con un desinfectante o un paño de microfibra. Además, evita atender llamadas telefónicas mientras vas al baño, ya que puedes transferir bacterias a tu teléfono.
Utilizar artículos de higiene personal compartidos
Compartir cepillos de dientes, maquinillas de afeitar, toallas, peines y otros artículos de higiene personal puede parecer inofensivo, pero es una de las formas más rápidas de propagar infecciones.
Aunque los compartas con alguien cercano, es fundamental que utilices tus propios artículos de higiene personal para evitar el riesgo de contraer enfermedades.
No taparse la boca y la nariz al toser y estornudar
La tos y los estornudos son acontecimientos típicos, y aunque no puedes evitarlos, puedes tomar medidas activas para minimizar la propagación de gérmenes.
Cubrirte la boca y la nariz con pañuelos de papel o con un brazo impide que los microbios contagiosos infecten a los que te rodean. Desecha siempre los pañuelos usados en una papelera adecuada y limpia las superficies sobre las que hayas tosido o estornudado, como teléfonos, teclados o picaportes.
No lavar la ropa de cama con regularidad
La ropa de cama es un caldo de cultivo para gérmenes, bacterias y ácaros del polvo, y no mantener una limpieza adecuada puede provocar infecciones, problemas respiratorios e irritación de la piel.
La regla general es lavar la ropa de cama cada semana, pero si alguien está enfermo o tiene alergias, es preferible lavarla con más frecuencia. Es esencial lavar la ropa de cama con agua caliente para deshacerse eficazmente de las bacterias y los ácaros del polvo.
En conclusión, mantener correctos hábitos de higiene es un aspecto esencial para llevar un estilo de vida saludable. Evitar hábitos poco saludables puede reducir el riesgo de enfermedades y mejorar nuestro bienestar general.
Es fundamental lavarse bien las manos, utilizar desinfectantes de manos con moderación, limpiar los objetos personales y limpiar regularmente las zonas que nos rodean. Practicando buenos hábitos de higiene, podemos dar un paso adelante hacia una vida más sana.