Los polvos sueltos se han convertido en un producto indispensable para quienes buscan controlar los brillos en la piel y lograr un acabado profesional. Este tipo de maquillaje, conocido por su textura ligera y su capacidad de adaptarse a diversas necesidades, ofrece beneficios que lo hacen destacar en el mundo de la belleza.
¿Para qué se utilizan realmente? Además de matificar la piel y fijar el maquillaje, estos productos contribuyen a prolongar la duración del maquillaje sin que se desvanezca con el paso de las horas. También son excelentes para minimizar la apariencia de poros e imperfecciones, creando un efecto uniforme y natural. Sin embargo, como bien señala la experta Helena Liébanas, “es fundamental quitar el exceso de producto antes de aplicarlo para evitar que se vea pesado o acumulado”.
Dentro de sus desventajas, se encuentra el riesgo de resecar la piel si se usan en exceso, especialmente en personas con cutis seco. Por eso, es importante aplicar los polvos sueltos con una brocha o borla, utilizando una cantidad moderada y asegurándose de difuminar bien.
Este producto se utiliza principalmente después de aplicar la base y el corrector, distribuyéndolo cuidadosamente para sellar el maquillaje y controlar los brillos. Además, los polvos sueltos son un gran aliado para realizar retoques durante el día, manteniendo el maquillaje fresco y en su lugar.