La llegada de la primavera es el momento ideal para dar vida a nuestros jardines y terrazas, sumando plantas que embellecerán el lugar. Pero en este artículo, te proponemos ir más allá y sumar especies que te regale frutos.
En este contexto, el limonero puede ser una gran alternativa, ya que no solo es árbol vistoso, te regala frutos frescos y vibrantes que alegran cualquier rincón del jardín. No obstante, en muchos casos se cometen errores básicos al plantarlo o en cuidado, lo que impide que prospere como debería.
El arte de cuidar el limonero
Ignacio Guío, experto en jardinería urbana y conocido en redes como @chico_plantas, reveló algunos consejos para que tu limonero crezca saludable y lleno de frutos. En declaraciones publicadas por el sitio web El Mueble, el experto en plantas señaló: “Aunque no lo creas, hay un detalle importantísimo para que tu limonero crezca sano y bonito”.
Este detalle que marca Guío es, nada más y nada menos, que la poda adecuada, ya que es esencial estimular una buena cosecha y garantizar un crecimiento equilibrado. A continuación, te revelamos los tres tipos de poda que, según el experto, todo limonero necesita:
El arte de podar: la clave del éxito
- Poda de saneamiento: la limpieza que fortalece
Este paso puede llevarse a cabo durante todo el año, puesto que consiste en eliminar ramas secas, enfermas o que estén en riesgo de romperse. Su objetivo es fortalecer la planta, asegurando que crezca de manera sana y vigorosa.
- Segunda poda: mantenimiento
Realiza esta poda en la transición entre el invierno y la primavera, eliminando las ramas que se crucen o que crezcan hacia el interior. En este aspecto, el experto reveló: “Estas ramas generarán conflictos y competirán por el espacio. Además, harán que el viento no circule bien y no entre bien la luz, dando lugar a enfermedades y crecimientos irregulares”.
- Tercera Poda: estructuración
Antes de que tu limonero empiece a brotar, entre invierno y primavera, es el momento de estructurarlo para que crezca de manera óptima. Para lograrlo, debes seleccionar de tres a cuatro ramas principales, que actuarán como el esqueleto del árbol, permitiendo que las ramas secundarias crezcan de manera ordenada y espaciosa.