En el mundo de la numismática, una de las características más valoradas es que las piezas estén sin circular, es decir, que mantengan sus cualidades originales y no hayan sido utilizadas en transacciones. Esta condición asegura que la moneda conserve su brillo y detalles intactos, lo que incrementa su valor y atractivo.
Aunque el brillo puede ser un indicativo de que una pieza no ha circulado, no es un criterio infalible. En el mercado numismático existen numerosos productos de limpieza que pueden eliminar impurezas y devolver el brillo a los metales de manera artificial. Estos productos, como limpiadores, pulidores o aerosoles, pueden hacer que una moneda parezca nueva, engañando así a los compradores.
Una de las principales características de una moneda recién emitida es el “as de luz”, un rayo que atraviesa dos extremos perpendiculares de la superficie. Para verificar la autenticidad de una pieza, se debe exponer a una fuente de luz intensa mientras se mueve. Si el rayo de luz se desplaza formando una línea continua a través de esta, es probable que sea auténtica. Sin embargo, si la luz se proyecta de manera inconsistente, es posible que haya sido pulida para simular una condición de nueva.
Para evitar ser engañado, es recomendable solicitar un video que muestre el “as de luz” en movimiento antes de realizar la compra. Al recibir la moneda, se debe repetir la prueba, preferiblemente bajo la luz del sol. Además, es aconsejable evitar la adquisición de estas a través de servicios de paquetería, ya que esto dificulta la verificación de su autenticidad.
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