Dentro del coleccionismo existen monedas y billetes que, aparentemente, son comunes, pero en realidad son verdaderos tesoros codiciados. Entre ellas, destaca una pequeña pieza de historia: la moneda de 20 pesos que danzó en la década de 1980.
En 1983, México lanzó al mundo una serie de monedas que evocaban el antiguo juego de la pelota de la Cultura Maya. Más de 627 millones de ejemplares circularon, pero solo unos pocos se destacaron como estrellas en el firmamento numismático.
Esta moneda, modesta en su diámetro de 3.2 centímetros y su peso de 15.1 gramos, está hecha de cuproníquel. En su época, pasó desapercibida, pues no brillaba con el oro o la plata de sus primas más valiosas. Sin embargo, dos de estas piezas se alzaron sobre las demás.
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Una de las versiones más buscadas es aquella que nunca vio la luz en la cotidianidad. Fabricada en 1983, esta moneda con efecto espejo permaneció en las sombras. Su brillo pulido, su reverso impecable, la convierten en un tesoro inalcanzable para muchos. Los coleccionistas la persiguen, y su precio puede superar los 10 mil pesos.
Si eres un coleccionista, ten en cuenta: asesórate con expertos, verifica su autenticidad y evita caer en fraudes. Porque, a veces, el verdadero tesoro está en lo inesperado.
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