María de los Ángeles de las Heras Ortiz, popularmente reconocida en México como Rocío Dúrcal, fue una de las artistas que supo labrar su camino profesional desde muy pequeña. Con tan solo 15 años de edad, en el 1959, se presentó en el programa español "Primer aplauso" acompañada por su abuelo paterno. En el formato televisivo interpretó la canción "La sombra vendo".
La dulce voz y la capacidad interpretativa de la madrileña cautivaron por completo a Luis Sanz, un famoso cazatalentos español que inmediatamente acudió al piso del ciclo para poder dar con ella. A las pocas semanas, los padres de la actriz dieron su aprobación y comenzó sus primeros pasos para llegar a la cima del éxito.
El secreto de Rocío Dúrcal en México
Rocío Dúrcal incursionó en el cine y en la música, para las décadas de 1960 y 1970 su talento ya era aplaudido en su tierra natal. Pero esto no fue suficiente, a mediados de 1970 decidió cruzar el Atlántico y conquistar al público de México con las rancheras. Aunque no tenía el acento mexicano, su fama, apoyada por el exitoso Juan Gabriel, fue arrolladora. En el país se hizo de grandes amigos que siempre la recuerdan.
Estos fueron sus empleados, a quienes ella consideraba parte de su familia. En una entrevista concedida hace algunos años por Alejandro Aníbal Chino Raigoza, su chofer, luego seguridad y, por último, su hombre de confianza, confesó que la artista trataba a todos sus trabajadores como parte de su familia, la recuerda como "una persona muy divertida y platicadora".
"A la señora Dúrcal le gustaba guisar y, cuando lo hacía, no guisaba para una o dos personas, hacía bastantito y nos invitaba a todos, al mariachi, a los empleados, a mi esposa, a los técnicos y nos encantaba que nos hiciera fabada o paella". Su relación fue tan cercana que fueron compadres. "Fue la madrina de bautizo de mi hijo Uriel y quiso ser la madrina de primera comunión de mi hijo Alexis".
Tenía una gran devoción por la cultura mexicana, precisamente por la gastronomía azteca, tanto es así que cargaba sus propios chiles, "se los comía a mordidas, pues le gustaba mucho el picante", recuerda su exchofer. En esta misma línea, relató otra anécdota en la que se puede destacar la humildad de la cantante, pese a que ya era reconocida internacionalmente.
Tras un show en el interior del país, Rocío Dúrcal tenía hambre, "quería una torta, pero inmediatamente cambió de opinión y dijo: '¡Unos taquitos al pastor!', y lo único que encontramos fue un puestecito de esos que llamamos 'parados' y me bajé a comprarlos, pero cuando me di cuenta ya estaba ella frente al puesto y pues ahí mismo se comió sus taquitos. Obvio, tampoco le quisieron cobrar, los mismos taqueros se quedaron con ese recuerdo para siempre".