Jueves 25 de Abril 2024
PLANTAS

Guía de supervivencia: cómo reconocer plantas venenosas y evitar peligros

La identificación y manejo adecuado de las plantas venenosas es esencial para mantener un jardín seguro y saludable.

Imagen ilustrativa. Fuente: (Instagram)
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Poseer un jardín espléndido y meticulosamente mantenido constituye el orgullo de numerosos dueños de casas y aficionados a la jardinería. No obstante, entre la exuberancia de colores y la diversidad de texturas, se pueden ocultar plantas tóxicas que suponen un riesgo para personas y animales domésticos. En este articulo, te presentamos algunos consejos y tips de cómo reconocerlas para evitar problemas. 

Es imprescindible estar alerta a la existencia de plantas peligrosas en nuestras áreas verdes y tomar las precauciones necesarias para evitar incidentes. Identificar estas especies es crucial para los jardineros, con el fin de preservar la salud, proteger a infantes y animales, mantener la diversidad de especies, practicar una jardinería consciente y aplicar los primeros auxilios de manera adecuada.

Identificación 

La Adelfa (Nerium oleander): esta planta es fácilmente reconocible por sus hojas largas, delgadas y de color verde intenso, con una textura carnosa. Sus flores en forma de embudo y sus frutos en cápsulas largas y estrechas que liberan semillas plumosas son distintivos.

La Ricina (Ricinus communis) posee hojas grandes y lobuladas con un patrón de venas prominente. Sus flores son insignificantes y se disponen en racimos, mientras que sus frutos son cápsulas espinosas que revelan semillas marmoladas, visualmente atractivas pero altamente tóxicas.

El Tejo (Taxus baccata) se distingue por sus hojas de color verde oscuro, lineales y con el borde curvado hacia abajo. Sus bayas rojas llamadas arilos son muy llamativas pero venenosas, y su corteza marrón rojizo y ramas rectas y rígidas son características notables.

La Dedalera (Digitalis purpurea) es reconocible por sus hojas grandes, ovaladas y de color verde oscuro con un borde dentado. Sus flores con forma de tubo se agrupan en racimos largos y colgantes, con una textura aterciopelada y un moteado interno.