La historia de la humanidad sostiene varias constantes que han dado batallas para seguir invictas en la actualidad, y en lo que respecta a las manicuras, las uñas con esmalte color rojo se han caracterizado por ser de los nail art inmortales que se reinventan a cada segundo.
Pero, tal y como decíamos antes, la evolución de este nail art y su persistente amor por el color rojo no conquistaron los corazones de hombres y mujeres de la noche a la mañana, detrás de sus pasos se extiende un importante camino que nos llama a conocerlo.
La tradición del color rojo en el mundo antiguo
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En el antiguo Egipto, donde la manicura comenzó a arraigarse, el nail art no solo era un símbolo de riqueza y estatus social, sino que también tenía connotaciones simbólicas y religiosas arraigadas en la antigua cultura egipcia.
En aquella época lejana, las uñas pintadas se asociaban con la protección contra los malos espíritus y el poder. Los faraones eran enterrados con uñas largas, lo que simbolizaba fuerza y divinidad. Este simbolismo, aunque espiritual, tiene sentido considerando que, en su esencia más básica, las uñas representan nuestra defensa ante el enemigo.
No solo los egipcios apreciaban una buena manicura; en otros lugares del mundo, como en China, la realeza utilizaba ingredientes como claras de huevo, cera de abeja y tintes vegetales para teñir sus uñas de un rojo distintivo.
La manicura era un distintivo estético y un emblema social al mismo tiempo, diferenciando a aquellos que trabajaban con sus manos de aquellos cuyas ocupaciones requerían un cuidado más meticuloso.
¿Qué ha hecho que nos volvamos locas por el rojo?
Desde el antiguo Egipto hasta el lejano Oriente, este color y los pigmentos que se asemejan a él, como la henna o la clara de huevo, han sido objeto de admiración estética.
Las lacas de uñas se popularizaron con la llegada del esmalte Revlon en 1932, y el rojo fue el color inaugural, alineado con la moda de la época.
Antes de esta democratización del esmalte, pintarse las uñas de color rojo era considerado un gesto asociado con el mundo de las actrices.
Aunque la sociedad conservadora veía con malos ojos este tono, por los prejuicios de la época, este color evoca fuerza y poder, convirtiéndose en el tono insignia de la autoconfianza.